Javier Luque

Madrid visto por Javier Luque

Madrid visto por Javier Luque

firmado por javier luque – periodista & personal shopper

De Madrid al cielo. Un tópico, muy típico, pero muy acertado. El cielo y la luz de Madrid me han atrapado, al igual que me ocurre con la que regala a diario mi ciudad de nacimiento y residencia habitual: Sevilla.

Soy Javier Luque: periodista, personal shopper y empresario.

Estudié Periodismo en la Universidad de Sevilla y al acabar la carrera pasé por distintos medios de comunicación, como la agencia Europa Press de Andalucía (llegué a ser responsable de la sección Sevilla) o diario 20minutos de Andalucía (acabé como adjunto a la redactora jefe).

La crisis de 2008 me hizo retomar un sueño que nunca dejó de rondarme la cabeza: seguir formándome. Fue ahí cuando apareció mi faceta como personal shopper y el plan B para dar un giro a mi vida profesional. Luego vendrían la creación de mi web-blog y los primeros clientes y contactos profesionales directos con el sector de la moda. Tras formarme como community manager y en protocolo y organización de eventos, sumé a todo esto mi faceta como emprendedor. Junto a mi socia, Esther Parejo, una fuera de serie en toda regla, capitaneamos la agencia A Question of Retail. Comunicación y Marketing 360, en la que trabajamos con empresas de distintos sectores, que entienden la comunicación y el marketing como herramienta fundamental para crecer.

madrid, parte de mi familia

No soy de Madrid, pero nunca pensé que iba a llegar a tener una relación tan larga, duradera y bonita con esta ciudad. De pequeño, Madrid solo era ese lugar sin definir, del que conocía muchos rincones por fotografías y cuadros, y donde vivía mi tía abuela Maruja y su familia. Recuerdo la primera vez que vine a pasar unos días y conocer no solo esos lugares, edificios y rincones típicos que ya había ido guardando en mi mente, sino a descubrir el Museo del Prado y el Thyssen (de mis lugares favoritos). La verdad, no sé qué cara pondría la primera vez que mis padres y mi tío Manuel me llevaron a ellos, pero creo que sigo poniendo esa misma cara cada vez que bajo del tren en Atocha o del coche al pisar Madrid de nuevo.

Madrid se ha vuelto en parte fundamental de mi familia. Mi hermano Eduardo vive aquí desde hace unos años, al igual que otra serie de personas vitamina que he incorporado a la familia (grandes amigos) que he ido formando con el tiempo. Venir a verlos es energía pura, pero también significa descubrir mucho nuevo y bueno.

Desde hace casi una década Madrid es, además, sinónimo de parte de mi trabajo. Mi faceta como personal shopper me ha traído aquí en diferentes momentos para atender a clientes que necesitaban asesoramiento para un cambio de imagen, para renovar el armario (por motivos personales o profesionales, como un ascenso o cambio de sector) o para acudir a eventos (profesionales y personales). Además, como freelance, he tenido que venir como responsable de comunicación en varias ocasiones (una de ellas para el evento de presentación de SIMOF Madrid, antes de que llegara la pandemia y nos parase en seco a todos); y para reuniones con medios de comunicación para presentar a clientes o para perfilar la organización de alguna que otra presentación para otros.

De hecho, escribo estas líneas desde el rinconcito perfecto, con luz natural, que me han preparado mi cuñada (Joy) y mi hermano en el salón de su casa, porque esta semana tenía reuniones y eventos relacionados con varios proyectos.

 

 

madrid, para «perderte»

Me gusta el arte, la arquitectura, la decoración, la moda, el teatro, la música, la gastronomía… ¿Cómo no iba a gustarme Madrid?

Pasear por el Madrid de los Austrias me encanta; pero también parar a tomar café o almorzar en Malasaña o el Barrio de Las Letras. El parque del Retiro es magia; recorrer la Gran Vía o ver atardecer junto al Palacio Real… se han convertido en momentos de mi rutina en Madrid, al igual (cuando hay tiempo) que acudir a alguna de las exposiciones del Museo Thyssen, Caixa Forum o pasar tiempo contemplando cualquier obra de Velázquez o Goya en el Prado. ¿Cómo no visitar el Museo del Traje, del Romanticismo o el Museo Sorolla, uno de mis pintores favoritos? Hay mucho, mucho por ver y por sentir: porque el arte es emoción y sentimiento sin lugar a duda.

No sé qué tiene Madrid, la verdad. Soy de perderme, si puedo, sin rumbo fijo y sin prisas por el centro. Me encanta pasear (me ayuda a relajar el nivel de estrés tras una tarde de reuniones largas) e ir mirando hacia arriba para descubrir detalles de la arquitectura de sus edificios (las cúpulas me fascinan). Y, por supuesto, entrar en alguna que otra galería de arte y en las tiendas más pequeñitas, donde se respira creatividad.

Si la amplia gama de restaurantes y cafeterías, teatros y musicales (la vida cultural) de Madrid atrae, la cantidad de espacios donde se respira artesanía, sastrería, más. Vengo del sur, de una ciudad que no solo es la Giralda y su catedral, sino historia, arte y cuna de célebres artistas, diseñadores y artesanos que aparecen de manera constante en artículos y reportajes de grandes revistas de moda desde hace años. En Madrid me ocurre igual: muero con el universo que ha ido creando Oteyza, con el trabajo de García Madrid o Lander Urquijo. También con la visión de Jorge Vázquez, de (tirando para mi tierra) Claro Couture o de las manos expertas que crean el calzado de la firma Franjul, con una larga tradición.

Madrid es el camino en el que convergen todas, absolutamente todas las diferencias culturales que existen en España, a las que se han sumado otras que han llegado desde países cercanos y muy lejanos. Punto de emigración, de nuevas oportunidades y de cumplir sueños, esa unión de tantas diferencias y, a la vez, de tantas similitudes, es la que la ha convertido a Madrid en el torbellino de colores que es hoy día.

¡Me gustas Madrid!