La zona más castiza de Madrid abraza actualmente al barrio más multicultural de la cuidad. Al sur de la capital encontramos el triángulo que abarca Lavapiés, El Rastro y Embajadores. El centro, en continua ebullición, donde es posible alternar un pollo tiki-masala con barquilleros y puestos de antigüedades.
El centro de Madrid es un entramado de pequeñas calles, muchas de ellas con acceso restringido para el tráfico rodado. La mejor manera de llegar hasta aquí es usando el transporte público, sobre todo los domingos cuando la zona del Rastro está más concurrida. Tanto Lavapiés, como Embajadores y Puerta de Toledo tienen un gran acceso vía metro. También varias líneas de la EMT recorren el núcleo central de la capital.
En un pequeño espacio, podemos disfrutar de restaurantes típicos de India, Marruecos o Senegal, todos ellos alternándose con mesones castellanos donde tapear o tomar un buen vermú. Anticuarios y almonedas se suceden entre la Plaza de Cascorro y la Puerta de Toledo.
Puedes descubrir todo Madrid en 24 horas sin salir de esta calle. Comprar algo en sus modernos comercios, tapear en una de us tradicionales tascas, bailar hasta el amanecer en uno de los templos de ocio nocturno de la capital y terminar desayunando al amanecer los típicos churros con chocolate en uno de los establecimientos en más solera del Madrid castizo.
La calle Mayor desemboca en la Catedral de la Almudena. El templo, que tardó en construirse totalmente más de 100 años alberga a la patrona de la ciudad: La virgen de la Almudena.
Atravesando la Plaza de la Armería llegamos al Palacio Real. La fachada principal de este edificio mira sobre la Plaza de Oriente. Frente a él el Teatro Real, una de las vistas más bonitas de Madrid con unos atardeceres que se quedarán grabados en la memoria de cualquier turista de la ciudad.