Cervantes, Quevedo o Lope de Vega recorrieron estas calles durante el Siglo de Oro, de ahí el nombre del barrio que se extiende desde la Plaza de Santa Ana hasta el Paseo del Prado. Se trata de una zona restringida al tráfico rodado y mayoritariamente peatonal, lo que la convierte en un gran paseo muy agradable y cada vez más concurrido.
La puerta al barrio de las Letras, es uno de los puntos neurálgicos del turismo gastronómico de Madrid. Varias terrazas, operativas los 365 días del año, acogen a turistas y locales escoltados por dos de los edificios más emblemáticos de Madrid, el Teatro Español y el antiguo hotel «Reina Victoria».
Tranquilos paseos, coquetos cafés y tiendas de decoración hacen de este barrio uno de los más visitados de Madrid. Y como no podía ser de otra manera son muchas las librerías que encontramos en nuestro paseo por el barrio. Algunas de ellas especializadas o de las que completan su oferta con un café. Modernas o «de viejo», una oferta deliciosa para recorrer Madrid también a través de sus textos.
El primer sábado de cada mes los comerciantes del barrio sacan sus puestos a la calle con ofertas especiales, convirtiendo toda la zona en un gran mercado al aire libre, al estilo de otras capitales europeas. Al mismo tiempo se celebran conciertos especiales y representaciones de arte callejero. Impulsado por la Asociación de Comerciantes del barrio, se ha convertido en muy poco tiempo en una de las paradas obligatorias de todos aquellos que visitan Madrid.
El contraste entre lo tradicional y lo moderno también se dan la mano en el ámbito gastronómico del barrio. Las mantequerías de toda la vida y las antiguas tiendas delicatessen, siguen teniendo su lugar en una zona donde cada vez encontramos más gastrobares con una oferta culinaria muy cosmopolita.