Carmen Pita

Madrid visto por Carmen Pita

Madrid visto por Carmen Pita

firmado por carmen pita  – EDITORa de moda en ‘cosmopolitan’

“Más bonita que ninguna, ponía a la peña de pie…” Uy, perdonad. Me habéis pillado escuchando uno de mis temas favoritos de Leiva: ‘Lady Madrid’. Mi nombre es Carmen Pita, soy de Betanzos (A Coruña), pero hace ya mucho tiempo que decidí cambiar el mar de Galicia por el asfalto de la capital persiguiendo un sueño: ser periodista. Unos años más tarde, lo cumplí y ahora soy editora de moda en la revista Cosmopolitan. Y es que ya sabéis… “de Madrid al cielo”.

primeros tiempos en madrid

Recuerdo perfectamente mi primer día en la capital. Tenía 18 años, mi madre y mi hermano se despidieron de mí y me dejaron en el que sería mi nuevo hogar: una residencia en Metropolitano. Me cansé de llorar. Al día siguiente, pisé por primera vez la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense y la cosa no mejoró. Me encontré un bloque de hormigón inmenso con aulas enormes y profesores que difícilmente podrían recordar el nombre de los cientos de alumnos que acudían a sus clases. Me sentía pequeña y perdida. “¿Qué hago aquí?”, pensé. Pero Madrid no tardó mucho en mostrarme su cara amable. Conocí a compañeras que se convirtieron en mis hermanas, abrí mi mente gracias a la variedad cultural que recorre las calles de esta gran ciudad.

Fui a exposiciones, conciertos, recitales de poesía y pisé casi todos los bares de Malasaña. Crecí. Se fue el miedo. Y aquella niña de 18, pequeña y perdida, se convirtió en una mujer grande y segura de sí misma. De pronto, al pasar el Guadarrama me sentía en casa.

Ahora, vivo sola en un pequeño piso de Chamberí, al lado de la Plaza de Olavide. Gracias a mi trabajo en Cosmo, he disfrutado de experiencias únicas en la capital: desde un ‘shooting’ en el museo Thyssen o en el parque Warner hasta acudir a la Semana de la Moda y ver de cerca los diseños de Jorge Vázquez (también betanceiro, por cierto), Teresa Helbig, Pertegaz, Dominnico o Encinar. Además, en Madrid celebramos constantemente la moda y el arte con eventos en las mejores localizaciones o exposiciones como la reciente de Chanel y Picasso.

Mis recomendaciones en madrid

Es muy difícil seguir el ritmo a Madrid. Cuando te despistas, ya hay diez restaurantes nuevos de moda. Y, antes de que consigas reservar, ya hay otros 10. Es de locos. Quizás por eso dicen que vamos siempre corriendo a todas partes. No hay tiempo que perder. Así que cálzate unas zapatillas cómodas, ponte Leiva en los cascos y ven conmigo a recorrer algunos de mis lugares favoritos de la capital.

Antes que nada, cojo fuerzas con un café de Toma Café y un cruasán de La Duquesita (receta del chef pastelero Oriol Balaguer). Me compro un ramo de flores en Botanyco o en Margarita se llama mi amor. Aprovecho la mañana para visitar algunas tiendas de decoración, como Ofelia o Hecho. ¿Que me entra el hambre? Me paso a por un pincho de tortilla del Santander o me voy de cañas y tapas a Taberna La Elisa (del grupo Triciclo).

Por la tarde, me gusta ir de ruta de tiendas ‘vintage’ como Flamingos o La Mona Checa. Y si necesito una manicura urgente para combinar con mi ‘look’, pido cita en Barokah Gang y, de paso, me compro alguna joyita. Siempre chequeo qué exposiciones hay en Matadero y si hay toca algún grupo guay en La Riviera (para mí, la mejor sala de conciertos). Los atardeceres más bonitos los he visto desde la azotea del Aloft Gran Vía. Para cenar con mis amigas, me encanta el último restaurante de moda: Los33 y siempre pido su delicioso bikini. Otro plan que me flipa es ir a La Angelita y dejar que David me sorprenda con su selección de quesos y vinos. Esta opción es genial para una cita, así como Fismuler, donde se come que te mueres y siempre hay música en directo. Por último, me tomo un cóctel en Santos y Desamparados, Salmón Gurú… o en Macera si busco un poco más de ambiente.

¿Por qué para mí madrid es capital de moda?

Hace poco, escuché a alguien decir “es que en Madrid siempre pasan cosas”. Y creo que no se le puede pedir nada más a una ciudad. Que no sea estática, que sus calles cuenten historias todo el rato. Y no hablo de la arquitectura, sino lo que ocurre en cada uno de sus rincones. Las sonrisas que te cruzas, el sonido de las carcajadas o la gracia con la que te sirven una cerveza en un bar. Ese camarero que a las 8 de la mañana, con una energía arrolladora, grita: “¡Marchando un cortado y una porrita para llevar!». Y la música que suena en cualquier garito hasta que amanece. Madrid tiene vida de lunes a domingo, no descansa. Y la vida nunca pasa de moda.